Regresar al trabajo después de ser mamá: 5 maneras de balancear la vida profesional y familiar

 
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Ya sea por decisión u obligación, regresar al trabajo después de tener hijos es un paso difícil para cualquier madre. 

La vida parece ser la misma, con sus 24 horas y sus responsabilidades, pero ahora que somos mamás tenemos a una personita (o varias) que depende de nosotros y a la que debemos cuidar, al tiempo que tenemos la ilusión o la necesidad de retomar nuestra vida profesional. 

Y aunque lograr el equilibrio entre ambos mundos es una tarea titánica, no te voy a mentir, sí es posible retomar tu vida laboral después de ser mamá.

Veamos...

La maternidad y el trabajo

Si bien es cierto que de entrada la maternidad es compleja, sumarle a ésta el trabajo es todo un desafío que nos reta en todas las áreas de nuestra vida. Pero también puede convertirse en un poderoso combustible que nos ayuda a conocernos más a nosotras mismas y descubrir todo lo que somos capaces de hacer. Empezando por sacar adelante nuestro trabajo, trabajar bajo presión y a pesar del cansancio, cumplir con horarios y seguir creciendo profesionalmente sin descuidar lo más preciado que tenemos en la vida: nuestra familia. 

Volver a nuestras actividades laborales aumenta nuestra autoestima y nos ayuda a sentirnos más motivadas y con energía.

Saber que no solo eres mamá, sino mujer trabajadora que busca realizarse y cumplir sus ambiciones personales, nos hace sentir poderosas y nos da una fuerte sensación de bienestar.

Y ya sabes ese dicho que dice que una madre feliz y satisfecha con su vida, cría hijos felices.

5 recomendaciones para lograr el balance entre la maternidad y el trabajo

Si estás en esa transición y en este momento te debates entre las dudas y las preguntas sobre cómo balancear tu vida laboral y familiar al regresar al trabajo, estas recomendaciones son para ti.

1. Aprende a priorizar

Ahora tienes muchas más responsabilidades, pero el día sigue y seguirá teniendo 24 horas. A nosotras nos cuesta un poco más asimilar que la torta se partió en pedazos más pequeños y que no siempre podremos comernos todo el pastel de un solo bocado. Eso implica que sí o sí debemos revisar nuestras prioridades para encontrar el equilibrio que necesitamos para atender ambas facetas

Y esta revisión debe ser constante, porque las prioridades cambian según vayan evolucionando las circunstancias diarias.

No puedes esperar tener el mismo desempeño, ni atender tantas tareas como lo hacías antes de la maternidad, es 100% normal; pero tampoco puedes pretender estar en todo momento solo pendiente de tu hijo o hija.  

Por ello, determinar las prioridades es vital para encontrar nuestro propio equilibrio físico, mental y emocional. 

Este es un proceso individual, porque tus prioridades dependen en gran parte de tus propios valores. Cada una elige, de forma consciente, cuánto tiempo va a invertir en cada área de su vida: hijos, trabajo, descanso, pareja, ocio y diversión, salud (ejercicio, alimentación), amigos, desarrollo personal. 

Lo importante es que lo que elijas, te haga feliz a ti. Porque si estás feliz tú, todo fluye mucho mejor.

Piensa cómo quieres trabajar, cuántas horas, si quieres trabajar para alguien más o por tu cuenta, de forma online o presencial. Define lo que sea para ti una prioridad y te dé un sentido de mayor equilibrio

Es momento de diseñar un trabajo y una vida a tu medida. De renovarte y reinventarte. ¡Así que manos a la obra!

2. Ten cuidado con la culpa y la autocrítica

Para la mayoría de las mamás, el retorno al trabajo genera fuertes sentimientos de culpa y mucha ansiedad. Es frustrante querer estar con los hijos cuando estamos trabajando, o al revés. 

No tener tiempo para la pareja, sentir que hacemos todo “a medias” y no sacar tiempo para nosotras mismas, son situaciones que nos producen mucho estrés. Al final, terminamos hechas un lío, cansadas, frustradas, con culpa y en total desequilibrio. 

Es una realidad que en ocasiones somos nuestras peores críticas.  

Una voz interior a menudo nos está recordando que el tiempo que le dedicamos al trabajo es el que le “robamos” a nuestros hijos.  

Son muchos los casos de madres a quienes la culpa les ha jugado una mala pasada y han dejado de lado su desarrollo laboral pensando que para ser buenas madres tienen que dedicarse a sus hijos 24/7. 

Mi consejo aquí es que seas tu mejor amiga. Recuerda que la maternidad no suprime tu crecimiento personal y profesional. Todo lo contrario. Te aseguro que tener una mamá feliz y realizada será mucho importante para tus hijos y una gran lección de vida para ellos. 

Es un mensaje positivo que los ayudará a desarrollar su propio liderazgo y crear una vida en la que ellos también se realicen a futuro.

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3. Crea una red de apoyo

No estás sola. Estoy segura que cuentas con más de una persona dispuesta a apoyarte.  Aprende a pedir ayuda y a delegar. Tu principal aliado es tu pareja: tu hijo/a es responsabilidad de ambos, él es co-creador, así que no se trata de pedir ayuda, se trata de que ambos cooperen.

Procura dialogar de manera asertiva y llegar a acuerdos para dividir las tareas y el manejo del tiempo para lograr que ambos tengan la oportunidad de trabajar y ser padres.

Son un equipo. Ser mamá no quiere decir que todo lo relacionado con tus hijos tengas que hacerlo tú, así que aprende a delegar y a confiar

En muchos casos nos vemos recargadas de tareas por el hecho de pensar que solo nosotras podemos hacerlo bien. Ten claros los procesos y actividades a realizar para que puedas delegar con más facilidad, bien sea a tu pareja o a alguien más. Si sabes que enseñaste bien estarás más tranquila.

Si vives en el extranjero, lejos de tu familia más cercana o si eres mamá soltera, crear una red de apoyo puede ser un poco más complejo, pero no imposible. En estos casos, los amigos cercanos pueden convertirse en buenos aliados. Solo ten en cuenta que ser mamá y trabajar, no significa que debas hacer todo – o estar – sola.

4.  Pide lo que necesites

Si lo necesitas, pídelo. Expresar y exigir las condiciones que requieres para regresar al trabajo es fundamental para lograr el equilibrio y la reinserción exitosa a la vida laboral. 

Algunas empresas tienen como parte de sus beneficios un horario especial para las madres en periodos de lactancia. Pero si ese no es el caso de la empresa donde trabajas no tengas miedo de hacer saber lo que necesitas para hacer tu trabajo sin afectar tu desempeño como mamá. 

Muchas mujeres se frenan pensando que, si trabajan medio tiempo, no tendrán las mismas oportunidades de desarrollo profesional o que nadie las va a aceptar en ningún lugar. No es necesariamente cierto.  

Yo, por ejemplo, tuve más desarrollo profesional en Alemania en el puesto que tuve después de ser mamá que en el anterior. También fue el caso de una cliente que al regresar a trabajar pidió una reducción de jornada y fue reubicada en otro departamento donde pudo desarrollarse mejor y con un salario mucho más satisfactorio. Si ella no hubiese dicho qué necesitaba, tal vez hubiera perdido una buena oportunidad.

Hacer saber de manera asertiva tus necesidades, además de proveerte de las condiciones de trabajo que esperas tener, también te dará  tranquilidad. Es difícil – e incluso poco productivo – trabajar en un ambiente o con unas condiciones que no te gustan. Y solo conseguirás condiciones favorables si las pides. No asumas nada de antemano, ya sabes: pedid y se os dará.


5. Da lo mejor de ti

A menudo pensamos que el hecho de ser mamás nos pone en desventaja. Esta creencia, ya sea impuesta por la sociedad o por nuestras propias inseguridades, no es cierta. Comencemos por cambiarnos el chip: no te pagan por las horas que trabajas, te pagan por lo que sabes y los resultados que generas. 

La transformación de este, como cualquier otro pensamiento, se produce de adentro hacia afuera. Confía en tus capacidades y en tus talentos. Estoy segura que tienes mucho que dar y que aportas mucho valor a la empresa que trabajas. Créeme, por algo te contrataron.

Además, ser mamá, nos ha permitido desarrollar competencias y habilidades extra. Piensa en la capacidad de organización que tienes ahora y en cómo planificas y llevas a cabo las tareas. 

¿Cómo te ayudan en tu trabajo esas nuevas habilidades? Estoy segura de que te has vuelto una experta en la gestión del tiempo, mucho más creativa y empática. Tienes mayor tolerancia a la frustración y resolver problemas ahora es un proceso más corto. 

Ser mamá te permite desarrollar habilidades de liderazgo y otras competencias que son útiles e imprescindibles en un equipo de trabajo. Tu empresa lo sabe y ya es hora de que tú también te enteres.

Piénsalo de nuevo ¿de verdad crees que estás en desventaja?

Estar consciente de lo que tienes y estar dispuesta a dar siempre lo mejor, si me lo preguntas, es un súper poder. No, no estás en desventaja en el mercado laboral, todo lo contrario. Tú eres quien le da valor al tiempo que inviertes y no al revés.

Ya sea que trabajes para terceros o por cuenta propia, es importante que estés consciente de quién eres y de lo que tienes para aportar. Ten confianza en ti misma. Solo así podrás tomar mejores decisiones y continuar navegando las aguas del cambio y la evolución que iniciaron el día que supiste que dentro de ti se estaba desarrollando una nueva vida. 

El regreso al trabajo después de ser mamá no solo es posible, puede convertirse en una experiencia muy satisfactoria cuando aprendemos a balancear y priorizar.

Si ya viviste o estás viviendo esta experiencia, me encantaría saber cómo te preparas o te preparaste para volver al trabajo. 

Estaré feliz de leerte en comentarios.

 
 
Ale
 
 

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